lunes, 2 de enero de 2012

Cádiz Patrimonio de la Humanidad

Cádiz, la ciudad más antigua de Europa, ciudad atlántica, puerta auténtica del Nuevo Mundo desde el siglo XVIII. Cádiz ciudad del comercio. Silente, esperando su momento. Ciudad de miradores, sueños de mercaderes que esperaban la llegada de los barcos con las mercaderías. Ciudad constitucional en 1812, ciudad democrática.

Abierta a todo y cerrada en su cascarón de plata. Ciudad barroca, ciudad de urbanismo neoclásico pero también ciudad Fenicia y Romana e Islámica. Desde esta atalaya que es el mirador que se le atribuye al maestro Afanador en 1730 dentro de "La bella escondida" he divisado hoy en la lontananza el sueño de su declaración como Patrimonio de la Humanidad algún día, porque Cádiz reune por derecho propio valores universales que la hacen una obra única del genio creador. Un casco urbano que ha ejercido influencia. De eso sabe bastante la Habana. Y su Catedral es el feliz término de un modelo que surge en Granada, continúa en Jaén y pasando por México hace el viaje de ida y vuelta.



Creo que se debía plantear su declaración haciendo valer todos sus valores patrimoniales, históricos, urbanísticos, culturales, tanto materiales como inmateriales. Hoy he visto el mar. Cádiz estaba diferente. Caía la tarde y sus miradores se estiraban como queriendo ver más allá. Y lo hacían divisando en el horizonte su momento, como siempre ha hecho esta ciudad con su futuro, que venía siempre por la mar.