jueves, 5 de julio de 2012

Una obra del Joven Ribera en la Universidad de Sevilla

Entre las importantes novedades aportadas por el libro de Gianni Papi, Ribera a Roma, ed. Soncino, 2007, está una especialmente relevante para una pintura que era un enigma para muchos historiadores del arte. Se trata del lienzo que fue depositado por Real Orden de 1911 en la Universidad de Sevilla y conocido como Clérigo escribiendo que pertenece al importante patrimonio del conocido como Prado disperso, por pertenecer a la importante pinacoteca española. La pintura es en realidad el filósofo Heráclito y fue publicada como Herrera el Viejo por Martínez Ripoll en 1978, habiendo llamado nuestra atención cuando preparamos la exposición De Herrera a Velázquez el primer naturalismo en Sevilla. Esta exposición pretendía explicar los elementos que hicieron a Velázquez pintar por el natural y configurar su pintura gracias a los modelos realistas. Sin duda esta pintura era clave.
La respuesta nos la da Gianni Pappi al encontrar en una subasta de Sotheby's Monaco de 1990 una antigua obra que hermanaba dos pinturas de Ribera Joven precisamente. Por un lado su famoso Demócrito y este Heráclito del que hay más copias de diferente calidad. No hay duda de que estamos ante un original perdido de Ribera y que la obra de la Universidad de Sevilla presenta por tanto una especial relevancia al pertenecer a los años de 1612-1615 en Roma. Su estudio, restauración y exposición pública darán las claves al primer Velázquez y esta fue la razón por la que tanto Pérez Sánchez como el que esto escribe la consideramos como un ingrediente a tener en cuenta en la formación del joven pintor sevillano y que explicaría pinturas como el Aguador de Sevilla.
Su pendant es sin duda el Demócrito de colección privada, pintura conocida del Joven Ribera que explica mucho de ese naturalismo inspirado en la antiguedad clásica y del que tanto bebió Velázquez. Además el lienzo de la universidad hispalense procede del Palacio del Buen Retiro en cuyo inventario de 1794 se registra con el número 395 todavía visible y como "copia de Ribera", lo que finalmente se ha confirmado explicando además muchas claves para entender el porqué Velázquez pintaba por el natural.