sábado, 29 de junio de 2013

El San Juanito de Miguel Ángel de Úbeda y su restauración en Florencia o la percepción de la genialidad


Gracias a la preocupación del duque de Segorbe por la conservación del patrimonio de la Casa Ducal de Medinaceli, ha sido restaurado en colaboración con el gobierno italiano en el Opificio delle Pietre Dure di Firenze, el San Juan Bautista cuyos restos marmóreos se conservaban en la iglesia del Salvador de Úbeda tras la brutal agresión originada en 1936 durante la Guerra Civil. La fotografía que conserva el Archivo Moreno del Instituto del Patrimonio Cultural de España es bastante elocuente de la belleza de la obra, probable regalo de Cosimo I de Medici al secretario del emperador Carlos V, Francisco de los Cobos.
Desde que fuera publicada como un original de Miguel Ángel por Manuel Gómez Moreno en 1930 los estudiosos en la obra del escultor florentino se han mantenido escépticos o no han entrado en el tema, fundamentalmente por la imposibilidad de estudiarla por su destrucción en 1936. Se custodiaban los restos de mármol en un porcentaje que hacía prácticamente imposible una reconstrucción con las técnicas existentes hasta hace unos años. Ya hubo otras tentativas de intervención pero probablemente el riesgo a un fracaso impidió no hacerlo hasta hoy.
El resultado es ciertamente espectacular y además ha venido acompañado de un completo, exhaustivo y riguroso estudio científico y documental del profesor de la universidad Federico II di Napoli, Francesco Caglioti en la revista Prospettiva que vincula esta obra con el San Giovannino marmoreo esculpido por Miguel Ángel entre 1495 y 1496 para Lorenzo di Pierfrancesco de Medici mencionado por Ascanio Condivi en su biografía sobre Miguel Ángel, escrita en 1553 y posteriormente da cuenta de ello Vasari en la segunda edición de sus Vidas de artistas. Esta obra según Caglioti sería regalada por Cosimo de Medici a Francisco de los Cobos en 1537, dejando prueba de ello en la correspondencia conservada en el Archivo de Estado de Florencia e indicando que esa escultura la enviaba vía Cartagena. Lo cierto es que hoy podemos disfrutar de esta escultura reconstruida gracias a las técnicas de la restauración asistida por 3D de los laboratorios del Opificio delle Pietre Dure de Florencia. Recrear en tres dimensiones los volúmenes gracias a antiguas fotografías nos sumerge en otro complicado mundo al que hay que traer a colación la Carta del Restauro de 1972.
















En este documento que ha sido la hoja de ruta hasta el presente para los criterios de restauración e intervención en los bienes culturales, se prohíbe expresamente: "Complementos estilísticos o analógicos, incluso en formas simplificadas y aunque existan documentos gráficos o plásticos que puedan indicar cuál hubiera sido el estado o el aspecto de la obra completa" y admite como correcto que se hagan "Añadidos de partes en función estática o reintegraciones de pequeñas partes históricamente verificadas, llevadas a cabo según los casos o determinando de forma clara la periferia de las integraciones o bien adoptando material diferenciado aunque acorde, claramente distinguible a simple vista, en particular en los puntos de encuentro con las partes antiguas, que además deben ser marcados y fechados donde sea posible". Ante estas circunstancias hay que contemplar que gracias a las nuevas tecnologías los criterios actuales no pueden ser los mismos que cuando se promulga la carta del restauro, y por otra parte, existe sobre todo en museos de EEUU como el Metropolitan de Nueva York, departamentos especializados en estas nuevas técnicas de reconstrucción como el que dirige Ronald Street que la pasada semana presentó la interesante ponencia "3-Dimensional Scanning at The Metropolitan Museum: Reproductions, Facsimiles, Conservation, Documentation and Cultural Exchange" dentro del congreso internacional celebrado en Florencia para estudiar "Il San Giovannino di Úbeda restituito" entre el 24 y 25 de junio. Particularmente pienso que el trabajo ha sido, desde luego, una aportación interesante y que debe considerarse como un experimento científico en el campo de la conservación de los bienes culturales. Es además reversible y en el momento que aparezcan mas fragmentos pueden reintegrarse. Digo esto porque siempre en Úbeda la tradición oral ha mantenido que existen más fragmentos que fueron recogidos. En cualquier caso esta importante contribución deja lugar a otra reflexión mucho más importante. Recuerdo en un artículo de Umberto Eco cuando fue inaugurada la neo cueva de Altamira su comentario acerca de las emociones que recibe el público ante la contemplación de una obra de arte original y única. El sentimiento de lo sagrado, la emoción de contemplar una obra maestra nacida de la mente del genio creador. Es precisamente esto lo que nos planteamos ante la contemplación del San Juanito reconstruido. El goce o la emoción surge de la pureza del arte. Lo que te emociona y lo que te conmueve es arte. Y con esta reconstrucción lo que tenemos es un documento histórico y patrimonial fruto de las nuevas tecnologías. Esto en cambio nos habla de la importancia de la tutela de los bienes culturales en manos privadas cuando recaen en personas preocupadas por el conocimiento y por la difusión de su propio patrimonio, como es la Fundación Cultural de la Casa Ducal de Medinaceli.