Día histórico hoy para todos los amantes del arte y especialmente para los que lamentamos el saqueo y dispersión que significó la desamortización de bienes eclesiásticos. De ejemplar puede calificarse la actuación del Museo Nacional del Prado y especialmente gracias al tesón de la jefe de conservación de pintura española Leticia Ruiz que ha conseguido ver su sueño hecho realidad gracias a la ayuda de todo el equipo de restauradores del museo del Prado. La serie que le fue encargada a Vicente Carducho en 1626 para la Cartuja del Monasterio de El Paular en Rascafría (Madrid) ha vuelto a su lugar originario. De los 56 lienzos que pintó Carducho se han conseguido recuperar y literalmente salvar 52 que están expuestos ahora in situ en el lugar del que se arrancaron en 1835 como consecuencia de la desamortización. Estas pinturas que pasaron al Museo de la Trinidad y posteriormente al Museo del Prado, fueron depositadas por diferentes lugares de España dispersándose completamente esta importante serie, y corriendo una fortuna muy desigual por su estado de conservación. En el año 2002 el Museo del Prado decidió proceder a levantar estos depósitos para ir restaurando las obras con el propósito final de su devolución al lugar para el que fueron pintados: La Cartuja de El Paular.
Todo un ejemplo de lo que se puede hacer cuando es imposible exponer toda una serie en los almacenes de un museo y se devuelve al lugar de donde nunca debía haber salido, cumpliendo con la funcionalidad para la que fue concebida: ser ejemplo de virtud y entrega en la vida retirada. Como ha señalado el Grupo Español de Conservación (http://ge-iic.com) esta aventura comenzó con el libro de Werner Beutler, Vicente Carducho en el Paular publicado en Colonia en 1998, donde ya denunciaba la situación y dispersión de la serie. La recensión de este libro por Alfonso E. Pérez Sánchez en Archivo Español de Arte en el nº 287 de 1999 señalaba expresamente que el libro era "una apasionada llamada a la restauración y exhibición conjunta de la serie desgraciadamente dispersa". El trabajo conjunto del Prado y los restauradores de ROA ESTUDIO S.C. han hecho realidad los deseos de Beutler y Pérez Sánchez.
Hoy además, gracias a la intervención de los citados restauradores, ha sido posible la restitución de los formatos originales de los lienzos rematados en medio punto, pudiendo comprobar en su totalidad la belleza del colorido de filiación toscana y la importancia de Carducho como artista que comienza a inclinarse por el natural, además de ser un magnífico dibujante que sabe expresarse tanto en la retórica de la composición como en el de los estudios de los afecti y en el tratamiento de la naturaleza muerta. Toda una explosión de tipos, modelos y personajes que hoy constituyen una verdadera escuela para el estudio de la pintura madrileña del primer tercio del siglo XVII y del que tanto disfrutarían tanto Diego Angulo como Alfonso E. Pérez Sánchez, estudiosos pioneros en este campo. Ojalá que esta iniciativa sirva de precedente para ir devolviendo algunos conjuntos y series de pinturas que salieron en muchas ocasiones en circunstancias extrañas e irregulares. Los museos también tienen que ser instituciones tan modernas y actuales que devuelvan el sentido común e intenten remediar nuestra infortunada historia enriqueciendo nuestro patrimonio cultural y haciendo actuaciones como la presente que merecerían algo más que un simple titular.
Hoy además, gracias a la intervención de los citados restauradores, ha sido posible la restitución de los formatos originales de los lienzos rematados en medio punto, pudiendo comprobar en su totalidad la belleza del colorido de filiación toscana y la importancia de Carducho como artista que comienza a inclinarse por el natural, además de ser un magnífico dibujante que sabe expresarse tanto en la retórica de la composición como en el de los estudios de los afecti y en el tratamiento de la naturaleza muerta. Toda una explosión de tipos, modelos y personajes que hoy constituyen una verdadera escuela para el estudio de la pintura madrileña del primer tercio del siglo XVII y del que tanto disfrutarían tanto Diego Angulo como Alfonso E. Pérez Sánchez, estudiosos pioneros en este campo. Ojalá que esta iniciativa sirva de precedente para ir devolviendo algunos conjuntos y series de pinturas que salieron en muchas ocasiones en circunstancias extrañas e irregulares. Los museos también tienen que ser instituciones tan modernas y actuales que devuelvan el sentido común e intenten remediar nuestra infortunada historia enriqueciendo nuestro patrimonio cultural y haciendo actuaciones como la presente que merecerían algo más que un simple titular.
1 comentario:
El tesón de hacer regresar las pinturas a El Paular no ha sido el de la gente del Prado sino del historiador alemán Werner Beutler durante 17 anjos. Ha sido su iniciativa, su trabajo, sus estudios. Ni siquiera le invitaron al acto de inauguración. ?Es qué Espanja no soporta que un extranjero le salva el patromino cultural?
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