sábado, 10 de julio de 2010

Detalles de La Educación de la Virgen de la Universiad de Yale. Probablemente el primer Velázquez. Nuevas reflexiones


La enorme
repercusión que ha tenido el artículo de John Marciari en la revista Ars
Magazine tanto en la comunidad científica como en los medios de comunicación, nos ha hecho presentar aquí nuevos detalles y reflexiones sobre esta importante pintura.
La evidencia al comparar la Virgen niña de Yale con la Inmaculada de la Fundaciónn Focus-Abengoa en la forma de construir el rostro, la pincelada rosada de su manto y la rotundidad de las facciones, la convierten en pieza fundamental para el estudio del joven Velázquez en un momento en el que está saliendo de formarse en el obrador de Francisco Pacheco en fechas próximas a 1617, cuando pasa su examen de maestro pintor en Sevilla y se constituye en maestro independiente.


Esta imagen comparativa es bastante reveladora para comprobar las similitudes que hay en la manera de plegar entre la Inmaculada de la Fundación Focus-Abengoa, la de la National Gallery de Londres y la Virgen de la Adoración de los Reyes del Museo del Prado. Estas tres obras fueron pintadas por Velázquez en años sucesivos, respectivamente en 1617, 1618 y 1619. La comparación con la coloración, la pasta y la pincelada en la Virgen niña de Yale es bastante elocuente, y esta es la base para pensar que la pintura de Yale sea de fechas anteriores, hacia 1616.


La solidez del rostro del San Joaquín, su perfil enteramente realista y las arrugas de su frente, indican lo próxima que está esta cabeza del realismo epidérmico empleado por Velázquez en uno de los ancianos del Almuerzo del Ermitage. La comparación con el San Pablo del MNAC de Barcelona es otra referencia bastante sólida para poder ver aquí soluciones primitivas en sus años formativos que luego desarrollará a lo largo de su carrera.
Desgraciadamente la misma figura de viejo en el Almuerzo de Budapest está bastante perdida y no permite una comparación convicente, pero desde luego es evidente el ambiente del joven Velázquez en estas facciones tan influidas además por la pintura de los filósofos del joven Ribera. Un elemento fundamental en su pintura junto al de Luis Tristán.


Otro elemento de la obra enormemente revolucionario en la composción es el juego de manos y de gestos. El lenguaje gestual fue fundamental en los primeros bodegones de Velázquez. Aquí, a diferencia del lienzo de Roelas del mismo tema del Museo de Bellas Artes de Sevilla, la firmeza del dedo de la Virgen niña, indica su seguridad y su sabiduría innata. Solo un pintor formado en las enseñanzas del realismo caravaggiesco de una solida formación es capaz de plantear este soberbio diálogo gestual. El manto, como indica Marciari en su artículo de Ars Magazine, está construido con unos plegados enteramente similares a los del Santo Tomás de Orléans.










El rostro de la Santa Ana está construido con una solidez y con una fuerza naturalista que recuerda enormemente los tipos femeninos de Cristo en casa de Marta y María de la National Gallery de Londres. Es un rostro perfecto en sus rasgos humanos nada idealizado y perfectamente verosimil. Desgraciadamente estas nuevas fotografías revelan los daños y pérdidas de pigmentos que ha sufrido la tela a lo largo de la historia. Esperemos que un acuerdo necesario entre la Universidad de Yale y el Museo del Prado hagan que nuestra primera pinacoteca pueda estudiar la pintura. Solo esta institución posee los elementos necesarios para convertirse en foro de debate como centro de investigación que es, ahora que la nueva ley de museos le va a reconocer la capacidad investigadora, algo largamente ansiado por Miguel Zugaza. La colaboración y el intercambio de ideas son la base del conocimiento y el Museo del Prado es sin duda el lugar donde más elementos de juicio se conservan del sevillano más universal.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

El Prado siempre ha dicho que el Niño Jesús de la Epifanía era su hija Francisca, pues bien, esta Virgen niña parece la misma personilla un año o más después, ya que sólo un padrazo emplearía de modelo a su feúcha morenilla, cuando los demás colegas buscaban rubitas o trigueñas, como Murillo, p.e..
Es curioso también que madre e hija aparezcan ensimismadas, ni miran el libro ni apuntan a la misma línea de texto,mientras el padre mira a un punto lejano. Es como si Velázquez, esperando noticias de la Corte, tampoco estuviera por la labor,y así.dejó el cuadro sin terminar y la familia se lo dejó en Sevilla olvidado

Anónimo dijo...

El Prado siempre ha dicho que el Niño Jesús de la Epifanía era su hija Francisca, pues bien, esta Virgen niña parece la misma personilla un año o más después, ya que sólo un padrazo emplearía de modelo a su feúcha morenilla, cuando los demás colegas buscaban rubitas o trigueñas, como Murillo, p.e..
Es curioso también que madre e hija aparezcan ensimismadas, ni miran el libro ni apuntan a la misma línea de texto,mientras el padre mira a un punto lejano. Es como si Velázquez, esperando noticias de la Corte, tampoco estuviera por la labor,y así.dejó el cuadro sin terminar y la familia se lo dejó en Sevilla olvidado

Boro dijo...

Al margen de este nuevo posible descubrimiento de un Velázquez, hace poco ha aparecido otra atribución al maestro, un retrato del cardenal infante a caballo, seguro que lo conoce, ¿que opina? El autor parece que se centra más en, simplemente, identificarlo con la pintura del inventario de Velázquez, pero varias veces parece opinar claramente que el autor es el propio Velázquez. Dejo el enlace al artículo por si a alguien le interesa http://archivoespañoldearte.revistas.csic.es/index.php/aea/article/view/423/421

Benito Navarrete dijo...

Muchas gracias por el comentario Boro. He visto y leído el artículo sobre el nuevo retrato del cardenal infante don Fernando a caballo en el último número de Archivo Español de Arte, 330, 2010Mi opinión es que la obra no tiene la suficiente calidad y que no se puede considerar en el estatus de obra de Velázquez.

Boro dijo...

Gracias a usted por su labor de difusión y por la calidad y seriedad de su blog. En cuanto a la obra no tengo criterio para valorar su calidad pero no me resulta velazqueña en el colorido y me parece que tiene más aire flamenco (aunque seguramente de un pintor español con esa inclinación). Bien es cierto, dicho todo esto como amateur en estas lides.

Anónimo dijo...

Curioseando en los archivos ORONOZ aparece un palmo de carita de niña atribuído a Velázquez, del museo de Sevilla.
Aunque le textura sea demasiado suelta para cómo pensamos que pintaba por entonces el joven padre,creo que hay un parecido muy sugerente que merecería una ojeada más experta que la mía.

Benito Navarrete dijo...

Muchas gracias por su comentario. He visto la foto de Oronoz de la cabeza de niña del Museo de Bellas Artes de Sevilla. Según mi opinión es obra más tardía de hacia finales del siglo XVII y ya con una estética próxima a los modelos de Bernardo Lorente Germán. Muchas gracias por participar en mi blog. Cordialmente.